Pizza mágica

Hace años que vengo diciendo una frase, fruto de muchas conversaciones sobre magia con amigos y conocidos que no son magos: «La magia es como la pizza». Aún hoy en día, hay una gran cantidad de adultos que piensan que tanto la magia como la pizza son algo para niños. Honestamente, creo que no pueden estar más equivocados.

Muchos adultos consideran la pizza como una comida para niños, en la misma línea que casi toda la comida fast-food: hamburguesas, perritos, kebabs y cosas así. Sin embargo, lo cierto es que la popularidad de las pizzas ha conseguido que pasen a formar parte de la carta de muchos restaurantes, algunos de ellos de alta cocina. Lógicamente, entre ambas hay muchas diferencias. No tiene nada que ver una pizza de una cadena de comida a domicilio, por poner un ejemplo, con una pizza elaborada de forma artesanal, con ingredientes de primera calidad y por las manos de un cocinero experto. En el segundo de los casos, estoy seguro que ni el más escéptico de los adultos rechazaría, como mínimo, probar la pizza. Y es más que probable que le terminara gustando.

Lo mismo ocurre con la magia. Creo que los adultos que piensan que la magia es sólo para los niños es porque hasta ahora sólo han visto «magia fast-food». Magia simple, mal ejecutada y mal presentada, sin gracia ni aliciente. Pero si estos adultos se dieran la oportunidad de ver una actuación de magia profesional, probablemente cambiarían de opinión. Porque un mago profesional es aquel que cuida los detalles, que pone amor en lo que hace, y cuyo objetivo es que sus clientes se vayan satisfechos. Muy diferente del mago que acude a un sitio sólo para cubrir el expediente. En este caso, el primero tiene muchas más posibilidades de gustar tanto a los niños como a los adultos.

Por tanto, la próxima vez que penséis u oigáis a alguien decir que «la magia es para niños», recapacitad y pensad de nuevo. Porque ¿a quién no le gusta una pizza bien hecha?